7/4/10

La maestra

Nova entrada a Hemisferio XX

Llego a su casa con 5 minutos de retraso. Llamo a la puerta, y tras unos segundos de espera, vuelvo a tocar el timbre. Nada, nadie responde. Insisto de nuevo, impaciente, esta vez combinando el timbre con los golpes en la puerta. ¡Riiing! ¡Pam, pam, pam! Silencio. “Qué raro, si quedamos a las 10.15h!”, pienso yo. Finalmente, miro por la ventana al interior de la casa, y distingo una mujer que se levanta tranquila de una de las butacas de la pequeña habitación que vislumbro detrás de la cortina. La mujer de corta estatura se acerca a paso lento hacia el recibidor. Es ella, María Baldramina. A pesar de sus 87 años, anda erguida, se la ve fuerte y luce una frondosa y enérgica mata de pelo gris, a juego con sus ojos. Finalmente, abre la puerta. “Ay, perdone, es que estoy media sorda” se excusa amablemente, “Hace mucho tiempo que espera? Estaba justo aquí al ladito leyendo, en la salita, y no oía la puerta, ¡disculpe!”.

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